El regalo de Raúl.
1. El 12 de diciembre, día del cumpleaños de Jorge Avellanal, Raúl Callaba le hizo un regalo sorpresa insólito a Jorge. El regalo fue una hermosa chica llamada XX y conocida por todo el pueblo de Curuzú Cuatiá. La chica XX se presenta en la puerta de Jorge que siempre se mantuvo abierta y directamente encaró para el lado del padre del cumpleañero y le dijo que quería darle un beso a Jorge y cantarle el feliz cumpleaños. El padre de Jorge era inocente y muy atento y la hizo pasar. Al verla Jorge, que siempre fue negro, se quedó blanco de terror y no supo qué hacer. La señorita XX le dio un largo beso y le cantó el "feliz cumpleaños", Jorge la agarró suavemente y la llevó hasta la puerta donde estaba Raúl y unos amigos más que se reían a carcajadas. Desde ese día creo que Jorge no cumplió años por mucho tiempo.
Una invitación especial.
2. Un día, Raúl y su hermano me invitaron suavemente a subir a su camioneta, yo estaba cómodamente sentado en el Bar Colón tomando una Coca, la novedad de la época, yo me subí sin saber lo que pasaba y no me desprendí de la botella porque pensé que sería un paseo común. Al llegar a la estación me empecé a preocupar y cuando salimos a la ruta más aún, porque parecía que el caldo se estaba poniendo espeso. A unos kilómetros de Curuzú detuvieron su Ford y el hermano de Raúl me empezó a hablar en forma bastante seria hasta que intervino Raúl y la cosa no pasó a mayores. Cuando volvimos a Curuzú me dejaron nuevamente en el Bar Colón y a la media hora apareció Raúl y me dijo: "Te cagaste, no?". Yo contesté: "Al principio no, pero después sí!".
El día del cowboy.
3. Un día fuimos a La Rural, la señorita XX y el Flaco Cravero, yo y la señorita XX y mientras la gente miraba los toros y vacas en venta, lentamente nos fuimos alejando y nos metimos atrás de unos espinillos para estar en un lugar más íntimo y poder dar algún beso perdido a nuestras respectivas novias, lamentablemente elegimos el lugar equivocado porque en los espinillos había un nido de avispas "calabazán" de esas que pican fuerte, el Flaco y las dos damas, salieron como alma que lleva el diablo, yo me quise hacer el "cowboy" y me fui caminando lentamente con el enjambre atrás y las avispas me picaron por todos lados, la jugada del "macho" me salió para el lado del traste, porque esa noche tenía tan hinchada la cara que no pude ir al baile del ganadero, qué macana con las avispas, no?
Un encuentro inoportuno.
4. Un día de verano intenso y tumultuoso, viajamos Juanchi, el Gordo Frean, Manuel Saloj y yo a Buenos Aires a ver la carrera de Fórmula Uno, corría Reutemann y era candidato a ganar, cuando llegamos a Buenos Aires yo los dejé a los tres en Buenos Aires en el departamento de mi mamá y seguí viaje a Mar del Plata a ver a Sarita, yo tenía unos 22 años y ella tendría unos 16, llegué y fui inmediatamente a la casa de la abuelita de Sari, me recibió mi suegra con su hermosa sonrisa y yo usé como pretexto que venía a avisar que Juanchi había llegado bien a Buenos Aires. Y mi suegra actuó tipo "celestina" y me preguntó si quería hablar con su hija, yo contesté inmediatamente "¡Sí!". Cuando salió Sari hablamos y quedamos en encontrarnos en la terminal de ómnibus a las 5 de la tarde. A las 4 yo estaba allí firme como rulo de estatua, Sari llegó recién a las 17.30 y luego de un gran, gran abrazo y un dulce beso salimos caminando para el lado de su casa, cuando de repente apareció Montes y Felipe Adaime y nosotros no tuvimos tiempo ni de soltarnos las manos! Qué macana, no? Porque Mar del Plata es grande! Lo siento por mi pobre mujer.
1. El 12 de diciembre, día del cumpleaños de Jorge Avellanal, Raúl Callaba le hizo un regalo sorpresa insólito a Jorge. El regalo fue una hermosa chica llamada XX y conocida por todo el pueblo de Curuzú Cuatiá. La chica XX se presenta en la puerta de Jorge que siempre se mantuvo abierta y directamente encaró para el lado del padre del cumpleañero y le dijo que quería darle un beso a Jorge y cantarle el feliz cumpleaños. El padre de Jorge era inocente y muy atento y la hizo pasar. Al verla Jorge, que siempre fue negro, se quedó blanco de terror y no supo qué hacer. La señorita XX le dio un largo beso y le cantó el "feliz cumpleaños", Jorge la agarró suavemente y la llevó hasta la puerta donde estaba Raúl y unos amigos más que se reían a carcajadas. Desde ese día creo que Jorge no cumplió años por mucho tiempo.
Una invitación especial.
2. Un día, Raúl y su hermano me invitaron suavemente a subir a su camioneta, yo estaba cómodamente sentado en el Bar Colón tomando una Coca, la novedad de la época, yo me subí sin saber lo que pasaba y no me desprendí de la botella porque pensé que sería un paseo común. Al llegar a la estación me empecé a preocupar y cuando salimos a la ruta más aún, porque parecía que el caldo se estaba poniendo espeso. A unos kilómetros de Curuzú detuvieron su Ford y el hermano de Raúl me empezó a hablar en forma bastante seria hasta que intervino Raúl y la cosa no pasó a mayores. Cuando volvimos a Curuzú me dejaron nuevamente en el Bar Colón y a la media hora apareció Raúl y me dijo: "Te cagaste, no?". Yo contesté: "Al principio no, pero después sí!".
El día del cowboy.
3. Un día fuimos a La Rural, la señorita XX y el Flaco Cravero, yo y la señorita XX y mientras la gente miraba los toros y vacas en venta, lentamente nos fuimos alejando y nos metimos atrás de unos espinillos para estar en un lugar más íntimo y poder dar algún beso perdido a nuestras respectivas novias, lamentablemente elegimos el lugar equivocado porque en los espinillos había un nido de avispas "calabazán" de esas que pican fuerte, el Flaco y las dos damas, salieron como alma que lleva el diablo, yo me quise hacer el "cowboy" y me fui caminando lentamente con el enjambre atrás y las avispas me picaron por todos lados, la jugada del "macho" me salió para el lado del traste, porque esa noche tenía tan hinchada la cara que no pude ir al baile del ganadero, qué macana con las avispas, no?
Un encuentro inoportuno.
4. Un día de verano intenso y tumultuoso, viajamos Juanchi, el Gordo Frean, Manuel Saloj y yo a Buenos Aires a ver la carrera de Fórmula Uno, corría Reutemann y era candidato a ganar, cuando llegamos a Buenos Aires yo los dejé a los tres en Buenos Aires en el departamento de mi mamá y seguí viaje a Mar del Plata a ver a Sarita, yo tenía unos 22 años y ella tendría unos 16, llegué y fui inmediatamente a la casa de la abuelita de Sari, me recibió mi suegra con su hermosa sonrisa y yo usé como pretexto que venía a avisar que Juanchi había llegado bien a Buenos Aires. Y mi suegra actuó tipo "celestina" y me preguntó si quería hablar con su hija, yo contesté inmediatamente "¡Sí!". Cuando salió Sari hablamos y quedamos en encontrarnos en la terminal de ómnibus a las 5 de la tarde. A las 4 yo estaba allí firme como rulo de estatua, Sari llegó recién a las 17.30 y luego de un gran, gran abrazo y un dulce beso salimos caminando para el lado de su casa, cuando de repente apareció Montes y Felipe Adaime y nosotros no tuvimos tiempo ni de soltarnos las manos! Qué macana, no? Porque Mar del Plata es grande! Lo siento por mi pobre mujer.
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