miércoles, 4 de noviembre de 2009

"Lo lamento te lo dejo en el testamento"

El chico de este cuento era bastante anormal y por esa razón lo tengo que escribir a mi manera y definirlo en diez puntos:
1. Le pusieron el sobrenombre de un rey y después lo ganó en buena ley.
2. Jugábamos a los autitos, cuando éramos chiquitos.
3. Era un hombre muy sincero, pero le gustaba patear traseros.
4. Tenía un vecino enfrente, que era muy sincero y usaba botines de acero.
5. Tenía un vecino atrás de la ventana que hacía muchas macanas.
6. No hacía mucho deporte, pero saltando era un resorte.
7. Tenía novia en Curuzú, que vivía por Caá Guazú.
8. Cien veces se cayó y cien veces se levantó.
9. Formó un imperio, que cuando cayó fue un misterio.
10. Cuando eso le pasó, con la cocina se rebuscó.

Ese señor del que hablo, es un amigo en serio de los que realmente no quedan y tuvo el raro privilegio de tener todos sus hijos tan buenos como Susy y él porque hoy es difícil formar y mantener una familia unida, sobre todo en estos días que no son como los de los años sesenta. Este señor es mi amigo de verdad y a veces le suelo pedir que me regale o venda un encendedor de su colección y él dice: "Lo lamento, te lo dejo en el testamento". Y yo le pido, que tenga conciencia y me haga "un adelanto de herencia", porque el hombre que escribe soy yo y de este libro soy autor, y el 11 de diciembre es mi cumpleaños, y quiero un "encendedor".
Ciro y Susy, gracias por ser como son.

Nos vemos.

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