miércoles, 4 de noviembre de 2009

Hablemos de Maestros

Cuando hablamos de maestros, irremediablemente caemos en un lugar común, caemos en el rey de los educadores, caemos en Sarmiento y le brindamos el mayor de los respetos y cantamos “Gloria y loor, honra sin par, para el grande entre los grandes, padre del aula Sarmiento inmortal”, y como ello no me parece tan justo voy a contarles, en breve síntesis mi opinión personal sobre el gran Sarmiento y comienzo así:
1) El “gran educador” nació en San Juan y por esas cosas del destino estudió en otros países y en su propio San Juan.
2) ¿Cómo llegó a presidente el hijo de doña Paula Albarracín? También por sus propios medios y un poco por la masonería internacional que le dio el grado 33, título máximo que otorga la masonería a los personajes más notables e importantes y les recuerdo que hay fotos de este señor ostentando la banda de presidente, azul y blanca pero sin el sol que le corresponde y con un número en el medio que dice 33.
3) El “gran sanjuanino” trajo para sus educandos a maestras norteamericanas e inglesas y olvidó a nuestras pobres y desamparadas maestras que dieron la vida por sus chicos, en sus aulas de techos agujereados y paredes grises.
4) El “gran Sarmiento” trajo además, de sus continuos viajes, pájaros exóticos, como por ejemplo los “gorriones” que se transformaron en una plaga temida por todos los agricultores.
5) Sarmiento fue un gran orador y en su más célebre discurso dijo textualmente: “Porteño en las provincias, provinciano en Buenos Aires y argentino en todas partes”, se olvidó de Corrientes porque cuando salió de ésta, nuestra querida Corrientes se sacó sus botas (compradas en Londres) y las tiró al suelo diciendo que lo hacía para no pisar más las tierras de los ignorantes.
6) Sarmiento fue un gran patriota, pero cuando las “papas quemaban” en la Argentina, porque se venía la seudo tiranía del gauchillo Rosas para defender nuestra soberanía, huyó a Montevideo y se escondió tras las polleras de la generación del 80.
7) El gran maestro fundó muchas escuelas, pero si no me equivoco creo que fueron solamente dos, si alguien se acuerda que esto no sea así, que por favor me las muestre. Les recuerdo que San Martín y Belgrano fundaron y mantuvieron unas cuántas más.
8) El gran “sanjuanino” tuvo casi cien hijos y sólo reconoció dos, no tuvo ni siquiera la entereza del general Urquiza, que tuvo tantos o más que él, y los reconoció a todos.
9) El gran sanjuanino dejó el “gran legado” de nunca haber faltado a la escuela y de ser un excelente orador en otros países, mientras que San Martín se educó en su corta juventud en Yapeyú y bajo la dirección de los jesuitas y luego viajó a España y fue héroe en la batalla de Bailén y cuando volvió a las Provincias del Río de la Plata fue héroe en todas partes y al retirarse dejó en su testamento la espada que nunca usó contra sus paisanos, al tirano, dictador y no sé que más, el Brigadier General don Juan Manuel de Rosas, por su valor y entereza al defender nuestra soberanía, especialmente en el combate de “La vuelta de Obligado”.
10) Mi pensamiento acerca del gran maestro. Mi pensamiento es: por favor, dejemos ya de mentir sobre nuestra historia y dejemos que nuestros hijos decidan qué libro leer, no los obliguemos más a leer “Recuerdos de provincia”, “Juvenilia”, “La cautiva”, “El matadero” y otras tantas boludeces; dejemos que ellos elijan qué leer y no les impongamos más nada. Porque sólo así serán libres. Recordemos un poco que hubo otros pensadores y escritores y filósofos y me pregunto yo si alguien alguna vez supo por qué “Rincón de Ambrosio” se llama así, me pregunto si saben de los jesuitas de la Compañía de Jesús, si saben los pensamientos de José Ingenieros, si saben de las “memorias” de San Martín y Belgrano. ¿Por qué no nos acordamos de nuestras abnegadas maestras de campo, de los niños que viajan a caballo o en lo que sea para recibir sus enseñanzas que tendrían que ser “gratuitas y obligatorias” pero no son así? Y al fin me contesto: Sarmiento fue un gran maestro, pero no tendría que llamarse así, tendría que llamarse: “Zar – miento”.


Nota del autor:
El autor no es un historiador, ni siquiera un escritor, tampoco sabe de banderas políticas ni hace falsas promesas, simplemente da su opinión personal sobre nuestra historia y dedica este capítulo de su libro a todos aquellos maestros y maestras que sufren diariamente la injusticia del sistema y reciben sueldos miserables que sólo les alcanza, para enseñar......

Alberto Raso.

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