martes, 3 de noviembre de 2009

"El Hombre del Rostro Impenetrable"

De la serie amigos:
Es imposible escribir sobre el personaje que voy a narrar su historia porque desde que salimos del secundario nos hemos visto muy pocas veces. Y sólo nos limitamos a decirnos adiós, o a estrecharnos las manos y a veces un pequeño abrazo; él es demasiado formal y la cosa no da para más.
Pero no puedo con mi genio, tendré que ponerle nombre de película a este gran hombre.
Elia Kazan, famoso director de cine de los años cuarenta inventó un nuevo estilo de mocitos (como decíamos ayer). Entre ellos y por orden: Marlon Brando, Steve Mc Queen y James Dean todos galanes recios y como tengo que elegir alguna película, elijo "El hombre del rostro impenetrable", dirigida por Elia Kazan y protagonizada por Marlon Brando allá por el año 1948 más o menos.
"El hombre del rostro impenetrable" nació según creo en un barrio cercano al ferrocarril y tuvo como primeros amigos a los que por allí vivían, por ejemplo Tito Ortiz, Semenza, una belleza de apellido Leyes, otra de apellido Colombo y otras y otros tantos que ya no recuerdo.
"El hombre del rostro impenetrable" siempre fue un gran hombre y no se destacó en deportes a pesar de su físico exuberante (que hoy buscarían para rugby o básquet). Durante su vida hizo muchas cosas serias, era muy difícil verlo sonriente (aunque a veces sonreía). Cuando fuimos al secundario siempre siguió con su rutina habitual, siempre serio, siempre parco, siempre de modales finos y sonrisa cordial y por sobre todas las cosas siempre dispuesto a ayudar a sus amigos. En los primeros años quiso ser aún más grande de lo que realmente era y cometió lo que yo llamaría "una pequeña castración" lo que le valió el nombre que aún lleva. Participó en algunas carrozas humorísticas y otras como intérprete y otras como partenaire. Por alguna razón, se sentaba en los últimos asientos junto con Cartolano (otro grande).
Como dice el proverbio archiconocido "hay que temer a la furia de los buenos y de los justos". Un día cualquiera, harto de las bromas pesadas de Blancazeaux, el hombre de la larga estatura se levantó lentamente y con voz pausada y firme dijo: "Profesor, así no vamos a andar", todos hicimos un largo silencio y el terror se vio reflejado claramente en los ojos del temido profesor y todos nos quedamos atónitos.
De allí en más El Hombre del Rostro Impenetrable pasó a ser simplemente "el recio González".



Con todo nuestro amor para el Recio y su gran familia.




Familia Raso Montes.




P. D 1: Pido perdón por no haber podido ir al casamiento de su hija, pero quiero decir que estuvimos presentes en el, con todo nuestro corazón.

P. D 2: Recordá lo que siempre digo "todos somos lo que quisimos ser".





Con cariño.


Tatín.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Haz tu comentario