miércoles, 4 de noviembre de 2009

Viajar es un placer (ficción)

Siempre es un placer viajar a Curuzú, pero de cualquier manera, siempre antes de llegar nos olvidamos de alguna cosa, los anteojos de ver, el reloj, o algún regalo para alguno de los parientes, pero a mi mujer no le importa porque en Curuzú hay un lugar mágico que queda cerca de la casa de Sarita y donde hay de todo, hasta un loro verde. Sarita se cruza y soluciona todos los problemas y yo a veces la acompaño y empiezo a preguntar por las cosas más baratas y comunes. Al entrar sacás un número y ya está, pero resulta que luego del número empiezan a sonar un montón de aparatos de seguridad. Cuando me toca el turno a mí, después de esperar bastante tiempo (porque siempre está lleno) empiezo a preguntar discretamente si tiene algún anteojo de los descartables que sea tipo Ray Ban pero de aumento, me traen cincuenta pero me dicen: “¿Tipo qué dijo Señor?”. “Tipo Ray Ban” contesto, se miran entre las varias empleadas del salón de abajo y me dicen: “Lo siento señor. Esos no hay”, en tono cortante, pero con una sonrisa en la boca. Pregunto por un reloj común que sea lo menos suntuoso y me mandan a la empleada de al lado. Vuelvo a preguntar por un reloj así y asado y me traen cincuenta y vuelvo a repetir: “Por favor cualquier reloj, que no sea complicado, un Tresa, un Delbana, o cualquier reloj suizo”, nuevamente se miran y me dicen con su mejor cara de traste: “Lo siento señor. Eso no hay”. Entonces voy por los juguetes y me mandan a la sección juguetes, nuevamente pregunto. “Por favor, ¿un revólver barato o un tren a cuerda?” Y ahora sí me traen un revólver barato, y yo pregunto si no tiene un “Panther” y me traen treinta, los levanto y veo que son muy livianos y le digo amablemente: “¿No tiene un Panther de plomo?”. Me miran con misma cara y me contesta: “De esos no hay”. Sigo esperando y me mandan a otra sección y pregunto por un tren común y barato nomás, viene una nueva empleada y me trae cincuenta ml trenes que hasta hablan, caminan y largan humo, pero ninguno de lata. Voy lentamente poniéndome nervioso y mi cara no es de las más linda y entonces me conformo con los soldaditos y ya está y me traen un batallón entero para que deje de joder, los levanto y son de plástico, trato de sonreír, pero ya no me sale, digo “hasta luego, gracias” y me voy, nuevamente empiezan a sonar chicharras y los guardias de seguridad te miran y no pueden creer que no llevo nada, seguramente algo se robó piensan y me siento como un delincuente al que miran con rayos infrarrojos como Misterix.
Llego a mi casa y me pongo a pensar y me digo para adentro: si no tienen anteojos Ray Ban, no tienen un reloj pulsera a cuerda, no tienen un reloj automático, no tienen un revólver “Panther”, no tienen un tren de lata, no tienen un mísero soldado de plomo, entonces ¿qué carajo tienen?. Y pienso “todo tiempo pasado fue mejor”.

Alberto Raso.

Dedicado a mi mujer, a mis suegros, a Ale, a Clarisa, que encuentran siempre todo...... ¡menos lo que yo busco!

Post Data:
La próxima vez para no perder tiempo al pedo me voy a lo de Fuchs, a lo de Brayer, a Lilon Bebé, o a La Pequeña, o a la Casa Muñoz, ¡donde 1 peso vale 2!

Nos vemos – Alberto Raso –

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