jueves, 26 de noviembre de 2009

Flores de acero - Segunda parte


23/3/2009
Si pudiera definir a esta niña-mujer como una flor me sería imposible, porque no existe una flor que pueda compararse: A una amiga de esta categoría, que es capaz de dar la vida, para defender a sus padres, a sus hermanos y amigos e imagino que también a mí, que me conoce con vicios y virtudes y a pesar de ello, me brinda su calidez en los peores momentos.
Amistad es sólo el término que puedo emplear para definirla,
Lo cual hace que yo me sienta bien, que me sienta más tranquilo
En los momentos tan tristes que he pasado y que
Jamás nadie supo, porque sólo lo sabe quien ha sufrido, y
Al volver del infierno al paraíso sin
Romper extrañas cadenas que se van tendiendo y sólo un
Amigo de verdad puede comprender lo que es estar con miedo a la
Muerte inminente, al terror, a la claustrofobia, a la angustia,
O a la misma muerte. Por todo lo que te cuento en este relato
No puedo darte nombre de flor, aunque vos más que nadie,
Te lo merecés. Yo hoy estoy escribiendo normalmente y
Estoy en el momento más claro de mi vida y por ello,
Sólo puedo decirte, Alejandra, gracias por ser como sos.

Post Data: Querida Alejandra, esta carta tiene un secreto cabalístico que sé que lo descubrirás rápidamente por tu habilidad para los números y letras, te ruego no te ofendas porque no te pongo nombre de flor porque en realidad sos una flor, una flor un tanto desconfiada pero flor al fin.

P.D. 2: Te otorgo el título máximo que doy a todos mis amigos de verdad: “Mención de Honor en Cuestiones de Amistad”
Familia Raso Montes en pleno – Tatín –

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