martes, 3 de noviembre de 2009

El Pombero o el Yasí Yateré

No me gusta escribir sobre estos temas, pero tengo la obligación moral y espiritual de hacerlo.
Como todos saben el Pombero o Yasí Yateré (según leyendas urbanas) son personajes de vida licenciosa, llenos de vicios, les gusta el dinero y no les gusta gastarlo, le gustan las mujeres jóvenes, andar haciendo maldades de siesta y de noche se visten bien y pasan a otra personalidad.
Como nuestro personaje nació en Curuzú, tendré que llamarlo simplemente "el Pombero". He aquí la historia de su vida: el Pombero (según la leyenda) es un personaje de corta estatura, brazos cortos, orejas puntiagudas y se enoja con mucha facilidad cuando alguien lo molesta o molesta a alguna de sus mujeres (que tiene muchas).
El sueño de todo Pombero es tener muchas mujeres a su disposición y mucho dinero para tener poder sobre todas las cosas. Nuestro Pombero tuvo mucho de ello y como todos nuestros sueños se realizan, él logró llegar a lo que quería luego de dilapidar fortunas.
La primera anécdota que conozco del Pombero fue en el Club Social, en una siesta de generala y loba motorizada: como todo petiso se enojó porque perdió dinero y empezó a insultar a su contrincante y se envalentonó y comenzó a insultarlo ante la pasividad del contrincante, que era muy pacífico. Lamentablemente y como suele suceder se metió con la persona equivocada (hay que temer a la furia de los justos) y éste se bajó lentamente de su pequeña bicicleta y le propinó una soberana trompada y subió como si nada a su bicicleta y se fue lentamente a su casa; el Pombero se levantó con la boca rota y le gritó: "¡Esto no va a quedar así!" a lo que uno de esos que nunca faltan le contestó: "No va a quedar así, después se te va a hinchar".
Pasaron los años y el Pombero participó en carrozas humorísticas y otros eventos, hasta que finalmente se recibió con nuestra promoción. Anduvo mucho tiempo alejado de todos nosotros y casi no teníamos noticias de él, hasta que un día reapareció en una fiesta de las tantas que hicimos (creo que fue para los 25 años o los 30 y hasta habló gracias a la insistencia de Ciro o Pibernat). Luego de ello lo volvimos a perder nuevamente, alguien lo vio por la gran ciudad con una fábrica de churros y nuevamente (como todos nosotros) volvió a Curuzú pero ya con el cuerpo más deteriorado, la ginebra, las mujeres, las trasnochadas y la timba contaminaron su cuerpo y dejó un lugar vacío en nuestros corazones y en nuestras fiestas.
De cualquier manera logró todos sus sueños y se fue a descansar en la gracia de Dios y en nuestros recuerdos, dejando un sitio vacío en nuestra mesa que nunca jamás será ocupado.
Como dice Cacho "al que le toca, le toca" y como digo yo "nos vemos".




Para el inolvidable Paquito Fernández de familia Raso Montes.


Tatín.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Haz tu comentario