miércoles, 4 de noviembre de 2009

Datos básicos para conquistar mujeres

Así como Corrientes es república aparte, Curuzú es un pueblo autónomo, con características propias y particulares que nos hace distintos a todos los otros “puebluchos” del interior y les voy a contar por qué en una serie de datos que quizá únicamente un curuzucuateño puede entender, pero no importa, porque en este momento estoy escribiendo con los cerrados y el corazón abierto, cosa que únicamente puede hacer quien haya vivido en Curuzú Cuatiá, en los años sesenta o setenta. Estos son los puntos:
1º) El curuzucuateño es más lindo, más educado y menos fanfarrón que lo normal de la gente, de las otras ciudades del interior. Los casereños son jetones por naturaleza, los mercedeños se disfrazan de estancieros aunque no tengan un piojo de ganado, los libreños son mitad brasileros y mitad argentinos, los goyanos son los “porteños” del litoral, los correntinos y las correntinas se creen que tienen diecisiete apellidos, aunque se llamen López, Sosa, Sánchez, Jiménez, González, etc. Es decir, el correntino de la capital en vez de llamarse López, simplemente se llama López Fernández de la Mora y Araujo (por ejemplo).
2º) En Curuzú cada cual se llama como se llama; González se llama González, Avellanal se llama Avellanal, Acquarone se llama Acquarone, yo me llamo Raso y así sucesivamente. Es decir, en Curuzú nos llamamos como nos llamamos y nada más. Eso es un símbolo de modestia y austeridad.
3º) Los curuzucuateños hablamos de una manera normal, como cualquier hijo de vecino, no nos hacemos los porteños, no nos hacemos los guaraníes y nos vestimos modernamente bien, no usamos guardaganados, no usamos camionetas Ford embarradas para que crean que venimos de la “estancia” del papá, ni usamos pañuelo al cuello, vaqueros Lee, ni mocasines “Guido” ni botas de cuero. Cada cual se viste de lo que le parece más correcto y nadie anda disfrazado de lo que no es.
4º) Culturalmente somos más preparados que los de otras localidades, ya que la enseñanza es excelsa porque en todos los establecimientos educativos los profesores siempre fueron buenos y además comprensivos y elocuentes, al punto que podían hacer interesante cualquier materia, por más tediosa que sea.
5º) Los curuzucuateños nunca peleábamos entre sí o buscábamos pelea con los de afuera, salvo que la situación lo exija, y cuando era así, generalmente ganábamos por habilidad o por disparada.
6º) Los curuzucuateños siempre tuvimos la suerte de tener los mejores músicos de la provincia en todos los ámbitos, tanto en música moderna como en folclore o chamamé, como el caso de Los Estudiantes, Los Teen Lads, Roberto Romero, Toto Alsina, el maestro Viola, Mateo Villalba, Tarragó Ros, etc.
7º) Los curuzucuateños siempre tuvimos muy buenos equipos deportivos y por sobre todas las cosas, equipos con sangre caliente, que hacíamos honor a la camiseta y dejábamos la vida en la cancha.
8º) Los curuzucuateños siempre tuvimos la mejor fiesta del estudiante y excelentes carnavales, con brasileros y todo, y además nuestro teatro fue de primer nivel. En un momento de nuestra historia tuvimos además la mayor cantidad de cines de la provincia y las confiterías eran de primer nivel (Bar Colón).
9º) Por todo lo expuesto, los curuzucuateños éramos los sujetos más queribles de la provincia y por lo tanto los más codiciados por las mujeres del interior (modestamente), a tal punto que a los bailes de Curuzú iban mujeres de los más remotos puntos de la provincia, llámese Mercedes, Caseros, Libres, Sauce y alguna que otra despistada de Corrientes, Goya o Buenos Aires.
10º) El décimo y último punto, es el más importante de todos y es el punto básico y la fórmula mágica que tenemos los curuzucuateños para conquistar mujeres.
El gran estratega francés Napoleón Bonaparte dijo: “Las fortalezas y las mujeres, hay que tomarlas por asalto”, y casualmente eso es lo que hacemos los curuzucuateños: tomamos a las mujeres por asalto, porque sabemos que el que golpea primero, golpea dos veces. Si la en cuestión nos da pelota, bien y si no, seguimos insistiendo hasta lograr el objetivo deseado. A veces tenemos suerte y otras veces nos vamos a dormir solos y tristes como Adán sin Eva y otras veces, que son las menos, tenemos que recurrir a celestinas o celestinos para que nos den una “manito”, lo cual no siempre da resultado porque a veces las “celestinas” al ver tan triste y desamparado al “enamorado” de turno, se enamoran de éste. Otras veces tampoco da resultado porque al ver al “enamorado” de turno piensan: “¿Cómo le voy a hacer gancho con mi mejor amiga al pelotudo este que no se sabe arreglar solo?”
Todos mis amigos de curso y otros que no fueron a nuestro colegio, pero que igual fuimos y seremos amigos, hemos empleado esta táctica “frontal” de tomar al toro (o vaca) por las astas y muchas veces nos dio resultado y cuando no fue así, fue porque indudablemente, esa mujer anhelada no era para nosotros y seguramente hoy, después de cuarenta y pico de años, nosotros y ellas nos recordarán con cariño y las que no, ¡que se jodan porque no saben lo que se perdieron! ¡Nosotros tampoco!

Alberto Raso – Tinta China –

Nota de autor:
La máxima a seguir es “cada cual con su cada cual” y nadie debe lamentarse porque el destino es así y además en Curuzú, el proceso de “enamoramiento” era bastante lento. Primero se miraba a los ojos, después venía lo demás, luego tomarse de la mano y después de varias semanas, el primer beso y luego la aprobación de los padres y familiares. Hoy se empieza al revés pero yo sigo sosteniendo que “cualquiera tiempo pasado fue mejor”.

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