lunes, 1 de marzo de 2010

Prohibido

Hace más de cuarenta años, yo escribí y dibujé una frase en una lámina de cartón que coloqué en la pared de mi pieza y que me trajo bastantes problemas en esa época. Eran las épocas en que todo estaba prohibido, eran las épocas del intendente “Luli” Gómez que había hecho una serie de ordenanzas que hacían muy difícil la convivencia pacífica en la ciudad de Corrientes y que todo aquel que no respetara esas leyes era multado en forma inexorable o directamente preso.
Si mi recuerdo alcanza voy a tratar de reproducir lo que escribí en ese momento:

1) Prohibido estacionar
2) Prohibido pisar el césped de la plaza
3) Prohibido la reunión de más de tres personas
4) Prohibido estacionar sobre avenidas
5) Prohibido estacionar alrededor de las plazas.
6) Prohibido estacionar en calle Junín
7) Prohibido cortar los árboles de las plazas
8) Prohibido estacionar en el Parque Mitre
9) Prohibido acercarse al cerco perimetral del árbol histórico (árbol del Parque Mitre)
10)Prohibido prohibir!

Yo había puesto esta frase en toco jocoso y me valió una injusta detención. Lástima que este buen señor se olvidó de poner “Prohibido afanarse las cadenas históricas de la plaza y los cañones históricos que las sostenían y las rejas históricas de innumerables casas de Corrientes”. Después de morir Luli Gómez, yo encontré esas rejas y una gran placa de bronce en una casa alejado del centro de la ciudad ubicada en el barrio norte en la esquina de Ituzaingó y Pellegrini y las compré como chatarra. Las rejas las ocupé en mi antigua casa y otras las vendí, la placa de bronce se la ofrecí al museo y no tenía “presupuesto”, como bronce valía a precios de hoy $200, pero no había presupuesto para eso. Al otro día el director del museo me escrachó en el diario diciendo exactamente: “En una casa de antigüedades ubicada en Irigoyen 2184 se encuentra una chapa de bronce que tendría que estar en el museo de esta ciudad...” y bla, bla, bla.
Al otro día decidí regalarle a Diego Mantilla la placa y él la donó a la municipalidad de Empedrado y “muerto el perro, se acabó la rabia”.

- Alberto Raso - Con bronca y razón -

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