miércoles, 10 de marzo de 2010

Mi premio Convivencia

Ayer 29 de diciembre me han entregado el premio Convivencia, es la novena vez que me lo ofrecen y la segunda que lo acepto. Antes de aceptarlo dudé mucho y por varias cosas, pero como ya me había comprometido con Aníbal Tosseti y como además una parte del dinero recaudado era para beneficencia, lo acepté.
El precio de las entradas era muy caro y no tuve valor para decirle y pedirle a todos mis amigos que compren una entrada solo para ver que me entregaban esa distinción. Demás está decirle que Aníbal no tuvo nada que ver con el precio, porque la fiesta estuvo magnífica, pero yo no pude divertirme tanto y sólo me quedé una hora con mi mujer y nos retiramos, a veces la conciencia te suele hacer malas jugadas y nosotros pensábamos en cuantas familias podrían pasar una buena navidad con ese dinero y eso es lo que me hacía dudar.
Llegué a mi casa y me acosté pero antes de dormirme hice un examen de nuestras vidas y empecé a pensar en las cosas que nosotros hicimos por Corrientes y por su gente y llegué a la conclusión que debía aceptar ese premio por muchas razones, pero la más importante es para que mis hijos y nietos sepan quienes fueron sus padres y que es lo que hicieron.
Yo cuando recibí el premio dije que esa distinción no era para mí, sino que era para todo mi equipo de trabajo y eso es algo que no sólo debe dignificarme a mí, sino a todo mi equipo, porque el premio es todos, yo soy nada más que el hombre que recibe el homenaje, es decir la cabeza visible del equipo.
La realidad nos indica que un hombre solo no es nada, el complejo de voluntades es lo que hace cada día más grande nuestro negocio y mi deseo más íntimo es que nunca más me den ningún premio que vaya dirigido solamente a mí, nunca más voy a aceptar un premio de esa naturaleza, salvo que éste vaya dirigido al equipo de M.R. Antigüedades porque como dije antes: “Yo, no soy yo”.

Alberto Raso – Tatín –

Nota del autor:
A todos nos gusta recibir premios y yo no soy la excepción, pero me parece que no son tiempos para este tipo de homenajes, no se puede hacer este tipo de fiestas cuando el pueblo está empobrecido y la gente recorre las calles revolviendo basura para poder comer.
Lo de mi amigo Aníbal Tosseti es un festival benéfico, pero nadie que sea consciente puede divertirse, mientras el pueblo llora.

- Alberto Raso -

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