lunes, 1 de marzo de 2010

Escribiendo a José Martí, una carta para mí

Querido José Martí, te escribo esta carta que no vas a recibir, porque sé que ya estás muerto, pero no tan muerto, porque seguirás vivo en el recuerdo de tus amigos cubanos, gente decente con los que se puede hablar mano a mano, como te hablo yo, que no soy cubano.
Vos dijistes alguna vez que cultivastes una rosa blanca en julio como en enero, para el amigo sincero que da su mano franca y yo te cuento, que no es un cuento y lamento tener que lamentar que estés muerto, para que no puedas ver lo que pasa en tu casa. Tus hermosas guantanameras se pasan la vida entera tratando de huir para cualquier lado, especialmente para Estados Unidos porque piensan que ahí ya no van a ser esclavos, y se van en viejas canoas, y algunos hasta se van a nado.
Y también me dijistes que del joyero tuvieras que elegir, elegirías al amigo y dejarías a un lado al amor; y yo te digo con dolor que en tu Cuba tan querida ya hay pocos hombres sinceros y los pocos que hay, son demasiado pobres y no pueden decidir.
Yo no te quiero mentir pero ahora la Bahía de Guantánamo está llena de militares y se cometen abusos que no te quiero decir. Además no quiero contarte que por el año ’30 las chicas de La Habana, aunque no tenían ganas, se tuvieron que prostituir, para poder subsistir. Más tarde allá por los ’50 hubo un grupo revolucionario que seguía tus ideas, pero después tuvo que irse para otro lado, tuvo que irse para la izquierda y ahí le fue para la mierda y hoy todavía sigue así, porque adquirieron compromisos que no pudieron cumplir, porque los cercaron por todos lados y no tenían para comer, porque como bien sabés sólo cultivan la banana y eso también está repartido, entre el yanqui y el inglés. Lo único que anda bien es la medicina, que es de las mejores del mundo, pero no alcanza ni siquiera para comer, y los niños reciben educación y es muy buena, pero igual que en Mar del Plata tienen que andar en pata, y eso no está bien. Lo único que anda bien es el asunto de los habanos que son los mejores del mundo y se fuman en todos lados, pero en Argentina no los podemos fumar, porque son demasiado caros, y los que lo pueden hacer, son demasiado raros y prefieren gastar la plata en Buenos Aires o Mar del Plata.
Yo vivo en Corrientes, que tampoco es el de antes, queda poca gente decente y tenés que tener cuidado, hay secuestros, asesinatos, te degüellan por dos pesos y se compran una falopa y hasta vende su guitarra para salir de farda, la ciudad está llena de falopeados y mamados que te acosan por todos lados. Tampoco quedan muchas guaynas decentes y chicas y chicos de quince o menos años se tienen que prostituir para poder subsistir y prefieren irse a la capital o al sur para ganar más plata, no piensan que en Buenos Aires o en el sur, si bien se gana más plata, también se gasta más plata.
Así es la cosa José, perdonáme por lo que te conté, pero lo hice porque sos un amigo sincero que aquí ya quedan pocos, igual que allá, pero yo prefiero desahogarme con vos que estás muerto pero no has muerto y no uno de acá.-

Alberto Raso – Tinta Nachi –

Nota de autor:
El autor se inspiró para esta carta en José Martí, que gracias a Dios está muerto y quizá nunca pudo ver lo que pasó en La Habana años después, y en la vieja canción “Guantanamera” que se ha transformado en un símbolo de libertad en el mundo entero, y que seguramente él la estaba escuchado desde el cielo cubano y yo la escucho desde mis “sincuenta estrellas” y la vivo cantando cada vez que puedo.
Alberto Raso – Escribiendo a José Martí, una carta para mí –

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