Buscando en las estrellas la causa de mi desvelo
Miro los siete cabritos y sé que allí no están
Las estrellas como los sueños, vienen y se van
Pero yo sigo buscando con desespero y anhelo
Nunca me doy por vencido, sigo mirando al cielo.
Miro el puñal de Orión, los empiezo a divisar
Están casi todos, a todos pude encontrar
Las tres que están en el medio son Dito, Silvia y Ana María
Pero a mis padres no encuentro, que malo que eso sería.
Sigo insistiendo, y al fin los pude encontrar
Mi papá está en la punta de ese filoso puñal.
A mi madre no encuentro, empiezo a desesperar
El cielo que está estrellado, ya se empieza a nublar
Cada vez más miro y cada vez más desespero
Miro una estrella brillante y al fin te pude encontrar
No podía ser de otra forma, simplemente estabas... en el lucero.
Alberto Raso – Tatín –
Nota del autor:
Cada familiar que se nos va, es nada más que una nueva estrella que la vemos a través de la ventanita del corazón.
El “puñal de Orión” al que me refiero está formado por nueve estrellas en grupos de a tres, parece que la constante del tres me sigue hasta mis lejanas sincuenta estrellas.
Cada familiar que se nos va, es nada más que una nueva estrella que la vemos a través de la ventanita del corazón.
El “puñal de Orión” al que me refiero está formado por nueve estrellas en grupos de a tres, parece que la constante del tres me sigue hasta mis lejanas sincuenta estrellas.
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