lunes, 12 de abril de 2010

Había una vez una niña llamada Trinidad

Había una vez un hombre muy feo, pelado y de anteojos que quería tener una ahijada de un amigo y lamentablemente nunca le tocaba el turno, cansado de esperar, fue a brujas y curanderos, ninguno pudo lograr que este señor tuviera una ahijada. Un día Dios tuvo tiempo de atender su pedido y le preguntó: “¿realmente querés una ahijada?” A lo que el buen señor contestó: “Sí”, y Dios le preguntó nuevamente: “¿y no te importa el color? ¿y no te importa que sea tan fea?” y el señor gordo y de anteojos le dijo: “¡No!”
Dios, al ver que este señor tenía las mejores intenciones, le dijo: “Hijo, sé que sos bueno y honesto y por tu actitud voy a darte una ahijada para siempre y tendrás que atenderla y enseñarle cuando ella lo necesite. Además tendrás que tenerla siempre presente en tus oraciones y ayudarla para que nunca le falte ni el pan ni el amor en su alma, y por sobre todas las cosas tendrás que protegerla de este mundo actual tan lleno de peligros y tentaciones”. Luego del largo sermón le volvió a decir: “Tendrán que ponerle Trinidad, para que la Santísima Trinidad también la proteja con su manto de dulzura”.
El buen Señor le dio al padrino pelado y de anteojos lo que él había pedido.
Hoy Trinidad, mi ahijada, cumple 15 años y tiene una rara belleza que toda mi familia admira.
Yo simplemente escribo en nombre de todos nosotros y brindamos porque seas muy feliz, tan feliz como vos te merecés, y cuando tengas que elegir un príncipe azul, elijas el mejor.


Familia Raso Montes – Feliz Cumpleaños –

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