lunes, 12 de abril de 2010

Garibaldi el libertario

Las rutas que siguió Garibaldi son casi imposibles de seguir, sabemos que su afán libertario lo llevó desde su Italia natal hasta Brasil y de allí se trasladó hasta la Argentina luchando contra el almirante Brown. La historia del gran Giuseppe Garibaldi comienza aquí, justamente en Corrientes y su desembarco obligado en Goya y de allí a Santa Lucía, travesía que la hizo a pie y escondiéndose en todos y cada uno de los ranchos aledaños a la zona ayudados por indios, curas y paisanos que apoyaban su causa libertaria. Allí en uno de esos ranchos vivía quien fuera su esposa correntina a la cual llevó a la iglesia y escribió en la parte de atrás sus iniciales. La puerta permaneció durante toda la vida de Garibaldi y su señora con esas iniciales. Su mujer estaba con esa niña en sus entrañas cuando Garibaldi partió nuevamente buscando nuevos lugares para esconderse y selló un pacto de amor y un testamento en donde nombraba a su esposa y a su futura hija herederos e hija legítima a su niña por nacer.




Alrededor del año 1936 la histórica puerta permaneció de frente en el museo histórico de Corrientes y nadie jamás supo de la importancia de la parte de atrás de esa puerta y yo tuve el honor de descubrir y de contar su historia al director del museo en el año 2002, extrañamente la puerta volvió a desaparecer del museo. Me cansé de tratar de descifrar el itinerario de la puerta y pregunté a todos los que sabían algo de historia y nadie sabía nada de la puerta errante, ya anteriormente en el año 1978 le había preguntado a Horlando de Biasi (uno de los hombres que más sabía sobre historia correntina) si conocía algo al respecto, éste me dio una serie de posibilidades y lugares probables en que ella se podía hallar pero tampoco sabía de la inscripción en la puerta. Lamentablemente el profesor Horlando de Biasi falleció en 1979, de lo contrario seguramente hubiésemos desentrañado el misterio, ya que su espíritu inquieto y mi curiosidad innata, nos hubiera dado la solución.
Al asumir el cargo el directo actual del museo histórico el licenciado González Ascoaga, volví a insistir sobre la misteriosa puerta y otra vez conté la historia de ella y su importancia, al parecer González Ascoaga ya sabía sobre sus inscripciones pero me dijo que la misma ya no estaba en el museo porque se la habían prestado a una comisión de la ciudad de Goya y aunque habían hecho lo imposible para recuperarla, nunca lo habían logrado. Actualmente la puerta se encuentra en el departamento de Goya, en Santa Lucía, en la iglesia original de donde nunca tuvo que haber salido.
Luego de escapar Garibaldi de Santa Lucía se dirigió a Corrientes donde vivió largo tiempo en la calle Pellegrini, justamente frente a la sociedad italiana, que se hizo en ese lugar en honor a Garibaldi, era rubio, alto y de ojos azules, demás está decir que todas las chicas de Corrientes andaban atrás del aventurero Garibaldi, pero él hacía caso omiso a toda insinuación y permanecía fiel a todas sus mujeres, pero eso es otra historia.





Alberto Raso – Tatín –


Nota del autor:
Garibaldi se casó en Brasil con Ana María de Jesús Ribeiro el 26 de marzo de 1892 quien lo acompañó hasta Santa Lucía, su primer hijo varón de apellido Menotti, nació descaderado y según cuenta la leyenda esto se debió a que Anita Ribeiro se escapó a caballo, su segunda hija fue uruguaya y nació en 1843 y falleció a los dos años el 24 de diciembre, su tercer hija mujer también fue uruguaya y se llamaba Teresita, su cuarto hijo varón nació en 1847 y su apellido era Ricchitti, pareciera ser que el gran Garibaldi era una fábrica de hacer hijos, sin embargo a todos los reconoció y a todos les otorgó una pensión vitalicia. Garibaldi al volver a Italia insistió en llevar a todos sus hijos, pero estos no aceptaron y se quedaron en tierras argentinas. Algunos en Santa Lucía, otros en Goya, y los demás en Empedrado y Corrientes. Lo cierto es que nunca se podrá saber la cantidad exacta de hijos que tuvo Garibaldi, porque seguramente habrá plantado un simiente en Corrientes capital.

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