jueves, 29 de abril de 2010

Del cielo al infierno


10 de agosto de 1944, Perón escribe y señala entre las virtudes argentinas, la de nuestra alma que ha sabido convertir el oro en amor, el egoísmo en generosidad, la pasión vengadora en alianza de firmes amistades. Dice además que las virtudes innatas del pueblo argentino inspiran los fundamentos de la política social y económica que propulsan la revolución nacional.
Hoy han pasado 66 años y algo me dice que los argentinos debemos volver a aquel momento y quedarnos clavados en él, como Cristo en su Cruz y no volver a desclavarnos más, porque han pasado demasiados años y esos odios del que habla el general se han ido acrecentando al punto tal que ya no existen las firmes amistades y el odio entre las personas es cada vez mayor y las traiciones están a la orden del día, nadie sabe en quien confiar, nadie sabe si su propio hermano no le dará la espalda cuando más lo necesite. Debemos volver a reencauzar nuestras vidas, confiar más en la gente y volver a sentir el orgullo de ser argentinos. Nuestro gobierno nos propone juicio y castigo a los responsables de los hechos ocurridos hace más de cuarenta años y no entiendo ese objetivo, hubo dolores de ambos bandos, hubo madres que aun lloran a sus hijos e hijos que aun lloran por sus padres, pero; ¿cuál es el objetivo que busca el gobierno de turno? ¿causar más dolor? ¿Remover heridas que casi estaban curadas? ¿Fomentar el odio entre las clases? Pareciera ser la consigna de los que hoy se dicen peronistas. Indudablemente esta gente nunca leyó a Perón, nunca se tomó el tiempo de leer ese pequeño librito que en la página 399 habla de argentinos contra argentinos y dice textualmente: “La acción política ha de ser para amalgamar un pueblo; jamás para separarlo, disociarlo y contribuir a su propia destrucción interna.(…) La misión de la política es dar una cultura cívica al pueblo y jamás la de entronizar como sistema un caciquismo político (…) Que haga argentinos enemigos de los argentinos no puede ser sino una aberración de estado”.
Esta misma aberración de estado es la que están aplicando hoy los dueños del poder y nosotros, el pueblo común y corriente sigue los dictámenes de una simple banda de delincuentes que pretende perpetuarse en el poder usando las banderas del peronismo, mientras su avidez se manifiesta en todo lo que han comprado y conseguido mediante el engaño de un pueblo débil al que le quitaron lo único que tenía, el pensamiento mediante un método de tortura que no se ve, pero se siente y se presiente, porque le quitaron la dignidad con una caja de pan y fideos y les cerraron las puertas de los colegios y las facultades con los bajos salarios que hacen imposible el acceso a las mismas.
Si no podemos volver a 1944, estamos perdidos, si no podemos olvidar nuestros odios también estamos perdidos, si no perdonamos a nuestros hermanos argentino también y si no logramos hacer una Argentina unida, dejando de lado las viejas antinomias, peor aun. Ya las madres de ambos bandos han sufrido lo que sufrieron, ya no recuperarán a sus hijos como sus hijos no recuperarán a sus padres y así sucesivamente, pero no debemos dejarnos vencer por el odio, es hora de hacer “borrón y cuenta nueva” para que los únicos beneficiarios y herederos del odio son los políticos corruptos que usan al pueblo de escalera y cada espalda es un peldaño sobre el que apoyan sus sucios pies para llegar cada vez más alto y más lejos sin pensar en el común de la gente.
Mi plan para evitar que sigan trepando para llegar cada vez más alto es simple, enseñemos todos los días algo a alguien y vayamos sacando un escalón por día, de manera tal que alguna vez empiecen el camino al revés y lleguen al infierno, del que nunca tuvieron que haber salido.

Alberto Raso

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