Dicen que no se compra el sentimiento
anoche compré un telescopio que es un tesoro
está gris, sucio y feo en el momento
pero para mi brilla más que el oro.
Desde mi terraza, hoy vacía de sentimientos
antes mostraba a mis hijos las estrellas más lejanas
hoy no lo vendo por nada y no lamento
porque con él fuimos felices y con ganas.
Osvaldo y Juan Manuel miraban de parados
Alberto subido en una silla y Virginia alzada
Sarita con mirada transparente
rogaba a Dios que no termine la jornada.
Yo simplemente reía y explicaba:
aquel es el puñal de Orión, esos los siete cabritos
y Juan atentamente me escuchaba
es mi turno, gritaban los chiquitos.
Y Juan el telescopio le prestaba sin chistar
ya es hora de dormir, gritaba su mamá
es hora de callar y de soñar
mañana es otro día y el cielo no se va.
Hoy he comprado un sentimiento
encerrado en un estuche de cuero
y no puedo explicar lo que yo siento
y aunque venga un aguacero
Hoy o mañana parará
y el cielo, el cielo siempre estará.
Alberto Raso
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