jueves, 29 de abril de 2010

Caballeros de Acero

Lunes 12 de abril
Siempre pensé que solamente hay dos formas de escribir, una para quedar bien con todo el mundo y otra más simple que es para expresar lo que uno anhela en su propio interior. Esta manera de escribir a pesar de ser la más simple, es la más compleja porque discernir lo que pasa por la mente y el alma de una persona es casi imposible de adivinar y digo casi imposible porque hay gente que posee facultades extrañas que hacen del adivinar una rutina diaria. Yo conozco varios de esos personajes y al que más conozco es a mí, que como todo mortal a veces me equivoco y juzgo mal a algunas personas sin haberlas conocido más profundamente de lo que debiera.
Mi escrito de hoy importa a muy pocos pero lo importante es que me importa a mí, porque en estos días me han sucedido cosas extrañas, simplicidades que se complican y complicaciones que se simplifican, lo cual me hace pensar que hay alguien que maneja las cosas que me suceden desde un lugar que no sé cual es, pero supongo que es el Sr. que maneja los hilos del universo y que tira por un lado y afloja por otro, como si estuviera probando mis propias fuerzas morales y probando los límites a los que pueden llegar mis fuerzas físicas y mentales.
Sé que todo lo que estoy escribiendo es intrascendente para algunos e importante para otros, lo que no sabía es que realmente tenía tantos familiares y amigos que me estaban apoyando sin darse a conocer y jugándose por mí sin saber perfectamente quien soy, basándose probablemente en presunciones que yo aprecio porque siempre pensé que ayudar a cualquiera en lo que sea vale la pena ya que vivimos en una sociedad en la que debemos apoyarnos unos a otros para mantener nuestra verdadera esencia.
En el año 1999 se me cruzó un “toro mañero” en el camino y como yo siempre apliqué lo que mi padre me enseñaba, le salí de garante a alguien, ya que según me habían enseñado mis mayores “la firma y la palabra no se niegan”. Hoy 11 de abril del 2010, hace exactamente una semana que me llegó un embargo definitivo por la suma de 105.000 U$A, suma que no parece extraordinaria cuando se trata de un embargo a un político que gana eso o algo similar en un mes; pero sí para mí que trabajo legalmente y pago mis alquileres e impuestos en término. Lo más raro de todo este incidente que tiene 600 fojas, es que yo que soy el garante, jamás he recibido una notificación hasta el momento del hecho consumado, lo cual me hace pensar que durante 11 años fui un N.N. al que nadie conocía a pesar que soy bastante conocido en esta ciudad.
Al conocer esta emergencia, lo notifiqué a toda mi familia y a mis amigos de siempre y recibí todas las puteadas de rigor pero formaron un cerco protector alrededor mío y me dieron la solidaridad que yo esperaba. Además apareció un nuevo personaje llamado Kelo Salvia que sin conocerme propuso una idea innovadora: Formar un club de amigos que consiste en una sociedad anónima en la que todos aportan algo para ayudar al amigo en “crisis”. Al principio me pareció una idea descabellada propuesta por alguien más loco que yo, pero la acepté porque la idea vino de una persona que no me conoce, pero si conoce de grandeza y amistad, que fueron las viejas enseñanzas de mis mayores. Esta sociedad que en principio era anónima, hoy ya no lo es porque yo mismo me encargaré que no sea una sociedad anónima sino una sociedad conocida porque es necesario que la gente sepa quienes son los buenos; omitiré por razones obvias dar nombres y cifras para no comprometer a nadie pero sí voy a decir que fueron mis amigos de siempre, a los que se sumaron algunos que me ayudaron haciendo el esfuerzo de comprarme cosas que no necesitan y otros que me prestaron los pocos pesos que tenían guardados para otras emergencias y algunos que me dieron la ayuda espiritual tan importante en estos momentos como el dinero y que me demostraron que “Don Dinero” no es un poderoso caballero sino más bien un miserable caballero que sólo sirve para tapar conciencias que no se tapan, sino que simplemente se esconden. Mi familia en pleno puso todo lo que un ser humano puede poner y hasta mis modestos empleados han trabajado horas extra para darme el apoyo que no pedí, pero que recibí gratuitamente sin pedir nada a cambio.
Y así fue que pude capear el temporal y hoy 12 de abril la responsabilidad mía pasó a ser historia y se volvió nuevamente hacia “el toro mañero” al cual salí de garante pensando como mis mayores y como mis verdaderos amigos y como irresponsabilidad hizo que todo esto sucediera les ruego que antes de firmar algo, miren primero, porque no todos tienen la suerte que tengo yo. No todos tienen por compañeros a los “Caballeros de Acero”.

- Alberto Raso -

Nota del autor:
Todo este proceso duró no más de dos meses y agradezco infinitamente a mi familia que tuvo que pasar todas estas vicisitudes y muy especialmente a mis compañeros, los “Caballeros de Acero”.

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