martes, 1 de diciembre de 2009

Mussolini, el último romántico


Escribir sobre la historia romántica y espiritual de Benito Mussolini es casi imposible de contar porque todos sabemos quién fue y su famosa alianza con Hitler, considerada terrible para todo el mundo, especialmente para los judíos y hombres de todas las religiones y para todos los países que lucharon contra Alemania en la Segunda Guerra Mundial, considerada por muchos como la última guerra clásica, pero no para mí, que considero que la última guerra clásica es la Guerra de Malvinas.
Personalmente no comparto la idea y hay que separar la figura de Adolfo Hitler y al Nazismo con la de Mussolini y los “facceta nera”.
Por un lado Hitler es realmente una mente perversa y un “hipnotizador de serpientes”, que conduce a las masas a su antojo y convence a las multitudes de una forma extraordinaria y ciega y busca el exterminio total de toda raza que no corresponda a su ideal de la raza aria, al punto tal que familias enteras se suicidan antes de entregarse a los aliados antes de terminar la guerra y Hitler lo hace con Eva Braun antes de la toma de Berlín.
Pero Mussolini es otra cosa, Mussolini tiene poderes especiales que lo hacen increíble y sabe que si Hitler gana la guerra, después exterminará a los italianos que no corresponden a la raza aria, por otro lado es amigo personal de Pío XII al que pregunta qué decisiones tomar cuando el Fhürer lo manda a hacer algo que él piensa que no es correcto.
También es amigo personal de Guillermo Marconi (uno de los más grandes inventores del mundo) y cuando éste le ofrece usar durante la guerra el último de sus inventos, un aparato conocido como “El rayo de la muerte” que consistía en una máquina que paralizaba todo tipo de aparatos que tuvieran motor, tanto terrestre como aéreo (cosa que podría haber cambiado el curso de la guerra dándole una victoria aplastante sobre los aliados), Mussolini sin preguntar a Hitler, pregunta a Pío XII y éste le contesta: “Hacé lo que tu conciencia te dicte”, Mussolini sin vacilar dice a Marconi que esconda o destruya su invento.
Por otra parte todos los italianos saben que Mussolini se alió a Hitler para no ser invadido por los nazis y evitar derramamientos de sangre. Luego de aliado, evitó por todos los medios que sus soldados exterminen a los judíos, nunca participó de ello y cuando apareció el famoso caso de las “fosas ardentinas” en Italia sólo participaron soldados alemanes.
Si miramos más profundamente veremos que “el Duce” es una especie de Quijote y cuando convence a las masas fascistas con sus discursos, sólo lo hacía como “máscara” para que Hitler pensara que él estaba a favor de esa guerra cuando su pensamiento era otro. Su mente maquiavélica era insuperable y en un momento de la guerra en que Mussolini fue arrestado el propio Hitler lo hizo rescatar dirigiendo el operativo espectacular y usando planeadores y sus mejores soldados para ello, porque Hitler necesita de Mussolini y sabe aunque nunca lo reconoce, que el “Duce” es más inteligente y más capaz que él y si no lo tiene a su lado, inexorablemente pierde la guerra y además necesita no sólo a Mussolini, sino también a sus buzos tácticos que son los mejores del mundo y los más arriesgados para tareas submarinas. Mussolini fue el único que pudo destruir completamente toda la mafia en Italia y recién luego de la derrota y muerte de Mussolini, la mafia volvió a instalarse en Italia y perdura hasta el día de hoy.
El juicio de la historia lo encontrará de pie y no será necesario un momento de duda entre los jueces, porque nadie hizo tanto por el pueblo y por los campesinos italianos, la “Marcha sobre Roma” fue un hecho memorable que transformó un pueblo sojuzgado en un pueblo libre y orgulloso de sus conquistas y su libertad y devolvió la dignidad perdida a todo italiano pensante. Hoy en la actualidad hablar mal de Mussolini a un “Bersaglieri” sería el equivalente a hablar mal de Winston Churchil a un inglés o de hablar mal a un judío de Moshé Dayán. A mi criterio Benito Mussolini fue uno de los grandes estadistas del siglo XX y el último descendiente de los césares (tal como él lo decía) y el último guerrero romántico hasta el paroxismo, como lo demuestra la correspondencia entre él y Claretta Petacci que voy a traducir literalmente:

Mi amor:
El pensamiento de que no te volveré a ver… preferiría estar muerta… Dime que no es cierto, que te veré, y que esa esperanza es lo que te mantiene vivo… ¿Qué harán contigo? ¿Qué han hecho? Por favor, no te dejes atrapar… Ve hacia donde no te conozcan, encontrarás la paz… No me dejes sin noticias tuyas… te lo suplico. Los años de vida íntima y espiritual vividos en la dulzura de nuestro amor, y que no pueden ser manchados con viles insinuaciones, triunfarán por sobre el tiempo y los acontecimientos. Estoy contigo como ayer, como hoy, con todo mi corazón…
¿Cómo podrán borrar, eliminar tu nombre tan profundamente grabado en las piedras de la historia? Pase lo que pase, siempre serás el ser elegido por Dios, El Genio que aparece solo una vez en siglos para imprimir su nombre sobre la gris y uniforme humanidad.
Eres lo que eres y lo que has hecho quedará contigo, alrededor de ti, después de ti. Tu nombre permanecerá vivo con el correr de los siglos: tu luz, tu trabajo resplandecerán inmensos y magníficos. Es inútil, no importa lo que se diga, eres el Genio, y aun si los hombres pequeños, timoratos y envidiosos quieren destruir tu trabajo, tu nombre quedará escrito en el cielo de la Patria y en el Sol de la verdad.
Si pudiera hablar contigo te diría muchas cosas: te diría que si has sido culpable de algo, fue porque fuiste demasiado bueno, demasiado generoso, porque tuviste mucho de un César. Las víboras deberían ser aplastadas antes de que puedan picar; pero todo es inútil ahora y sabes cómo pienso. La única realidad es la diaria que nos está matando. No puedo soportar su peso; estoy deprimida porque nunca comprendí como ahora lo que significas para mí, lo que eres y serás para mí. No sé si tienes algo para recordarme. No sé si quieres recordarme, en la misma forma que yo estoy a tu lado y vivo con mis recuerdos. En verdad, soy culpable de amarte.
Querido, dame noticias tuyas lo antes posible, no importa cómo; dime que posees la fortaleza necesaria para sobrevivir frente al dolor, a la tragedia. Dime que me sientes cerca de ti, que vas a tomar mi mano entre las tuyas cansadas, como cuando caminábamos juntos, como cuando me ayudabas ante cualquier dificultad. No puedo vivir sin ti, sin tu voz, sin tus palabras cálidas, sin tu mente tan aguda, tu imaginación, tus frases únicas. ¿Cómo podré vivir sin mirarme en tus ojos? ¿Qué me pasará, qué nos pasará? Ben, por favor, créeme si te digo que nadie podrá reemplazarte en mi corazón.
Es imposible, después de haberte amado, pensar en amar, en vivir con otra persona. Estoy ardiendo sin llamas, como un fuego moribundo, angustiada, sin consuelo… No tengo fuerzas para seguir viviendo… Si no estás conmigo, ninguna otra cosa me importa… Dime que esto no ha terminado… ¡Qué angustia! Te imaginarás cómo estoy sufriendo… Dime, por lo menos, que mis palabras te llevan algún consuelo, dime que sientes mi corazón cerca del tuyo, que mis lágrimas llegan hasta ti, que soy de alguna ayuda en esta hora amarga. Ánimo, Ben. Mantén tu fortaleza para la Historia…

Benito Mussolini representa el espíritu del pueblo romano, alegre hasta en la tristeza y dueño de un humor mordaz y diferente.
Lamentablemente los argentinos, incluyendo los descendientes de italianos tenemos la mala costumbre de no mirar para arriba porque en casi todas las sociedades italianas del mundo figura en su parte de arriba alguna cariátide de Mussolini junto con Cristóbal Colón, Garibaldi, Dante y todos los héroes de Italia.
Yo vivo en Corrientes y le ruego al que pase por aquí que mire hacia arriba de la Sociedad Italiana y que luego ingrese a ella y mire hacia la izquierda, donde verá una gran placa de agradecimiento al gran Duce Benito Mussolini.
Ahora quiero repetirles una conversación entre Montesquieu y Maquiavelo:

Montesquieu a Maquiavelo: “Cuando los pueblos cometen faltas, serán castigados como ocurren con los hombres que pecan contra la ley moral”.

Maquiavelo a Montesquieu: “Nuestro sistema no tiene más que un inconveniente y es que supone la infalibilidad de la razón entre los pueblos. Pero ¿no tienen ellos, como los hombres, sus pasiones, sus errores, sus injusticias?
Y por último, lo que opinan de él los más grandes pensadores del mundo.

George Bernard Shaw:
“No es solamente un hombre, es una situación histórica”.

Ezra Pound:
“Jefferson fue un genio, y Mussolini otro genio”

Herbert George Wells:
“Mussolini ha dejado su signo en la historia”

Adolf Hitler:
“Mussolini es el último de los Césares”

Rudyard Kipling:
“Quiéranlo siempre con afecto constante, piensen que para Italia él es todo”

Roald Amundsen:
“Solamente Napoleón puede parangonarse con él”

Alexis Carrel:
“César, Napoleón, Mussolini: todos grandes conductores de pueblos crecen más allá de la estatura humana”

Guglielmo Marconi:
“Reivindico el honor de ser en radiotelegrafía el primer fascista, el primero en reconocer la utilidad de los rayos eléctricos como Mussolini ha reconocido primero en el campo político la necesidad de la energía sana del país para la mayor grandeza de Italia”

Luigi Pirandello:
“Mussolini recita, como protagonista, en el teatro de los siglos”

Pío XI:
“Es el hombre de la Providencia, el futuro Juan XXIII “el Papa bueno”

Pío XII:
El más grande hombre por mí conocido, y sin duda entre los más profundamente buenos”

Mahatma Ghandi:
“Un superhombre”

Thomas Mann:
“Un semidiós”

Sigmund Freud:
“Un héroe de la civilización”

Winston Churchil:
“El más grande legislador viviente”

Thomas Alva Edison:
“El más grande genio de la edad moderna”

Massimo Gorky:
“Un hombre de inteligencia superior”

Stanley Baldwin:
“No hay en Europa hombres como Mussolini”

Samuel John Gurney Hoare:
“Mussolini es el máximo estadista de la Europa moderna”

Stalin:
“Con la muerte de Mussolini desaparece uno de los grandes hombres que lo que se le puede reprochar es no haber puesto en el paredón a sus enemigos”

Igor Stravinskij:
“Mussolini es un hombre extraordinario. No creo alguien tenga por Mussolini una veneración mayor que la mía. Es el único hombre que cuenta para mí en el mundo entero”

Nota del autor:
El primer amor de Mussolini fue una judía llamada Margarita Sarfatti a la cual amó a pesar de ser antisemita inspirado por sus aliados nazis y para conveniencia de su patria.
Margarita Sarfatti era considerada la mujer más poderosa de la Italia fascista que luego viajó a la Argentina y desarrolló una actividad intelectual protegida por Victoria Ocampo, Jorge Romero Brest, Emilio Petoruti, entre otros.
Las cartas de amor entre ambos nunca fueron encontradas.


Alberto Raso

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