miércoles, 16 de diciembre de 2009

Pronto rico, pronto pobre

Pronto rico, pronto pobre, es nada menos que la historia de nuestra vida familiar que comienza así:
Me levanto yo a las siete de la mañana y recorro los bancos, siempre eternamente en rojo y cuidando de no pasar mi límite.
Mi mujer y mi hija se levantan cuando yo vuelvo del banco y llegan algo después y trabajan desesperadamente hasta las doce y nada cambia.
Mi hijo Alberto hace lo mismo, pero en Buenos Aires y trabaja según los horarios propios de Buenos Aires y a la noche está en la computadora trabajando mientras cuida a sus dos hijos.
Juan Manuel trabaja de tarde y hace vanos intentos de cobranza hasta altas horas de la noche.
Y toda la familia entera vuelve a casa con los bolsillos vacíos y llenos de cuentas. Todas las pasamos de alguna forma y yo estoy escribiendo cada vez más rápido, porque se acerca la hora en que llame mi mujer para que vaya a cenar, y miro hacia fuera y veo pasar miles de vehículos de políticos nuevos en autos 0 km y pienso que tenemos miles de cosas en cinco depósitos que ya no alcanzan y vuelvo a la realidad pensando en que mañana será el gran día y miro a mi derecha y veo un cómico llavero que dice: “el que trabaja no tiene tiempo de hacer plata” y me voy a dormir y todos pensamos, mañana es el gran día...... ¿será así?

Nos vemos. ¡Me quiero jubilar!... Para seguir trabajando.
Alberto Raso –
Nota del autor:
Recuerdo a Joan Manuel Serrat y digo: ¡Hoy puede ser un gran día y mañana también!

0 comentarios:

Publicar un comentario

Haz tu comentario