lunes, 21 de septiembre de 2009

Hablemos de cine


No siempre hablo o escribo jocosamente, a veces me tomo las cosas muy en serio y como voy a hablar de cine, de lo cual sé bastante, me creo con la autoridad suficiente para decir algunos conceptos que quizá alguno ya ha olvidado:
Capítulo I: Toda mi generación ha visto y mamado cine desde la infancia, desde el lejano matineé de los cines Cervantes, Colón, Mamá Margarita, Salesiano, Carmelitas, y los que tenía el propio regimiento en cada uno de sus barrios, tanto el de oficiales como el de suboficiales.
Curuzú era en una época una ciudad gloriosa, tanto en su cultura, como en sus deportes, como en sus lugares de sano esparcimiento. Hoy Curuzú es la “Sucursal del Cielo” y ello es un invento nuevo, yo pienso que antes era la sucursal del cielo. Y me estoy olvidando de algunos cines, porque también las colectividades tenían su propio cine entre los que se destacaban el de la sociedad italiana en su gran salón de actos ubicado en el punto neurálgico de Curuzú en su segundo piso y también había otros al aire libre y algunos que ya nada queda.
Capítulo II: Quién no recuerda con nostalgia los maníes y los churros y los palitos helados y luego los bombones helados y los chocolates Águila que nos traían nuestros padres en el intervalo o a la salida. El que no lo sabe es un "marciano." Después vinieron los “aero”, y los turrones y los caramelos “sugus”, pero los verdes de Chaine eran mejores y el terror de los dentistas.
Capítulo III: Desde siempre Borderes fue el que más supo de cine, pero también habían otros que sabían tanto como él como Elinicio Cravero, Abel Taua y el popular “Chachi” Larrea.La Fila 13 a la izquierda estaba reservada viernes, sábado y domingo para la familia Raso, la 24 para novios anonimos, y el palco bajo para la familia Borderes y allegados en Cine Colón. Los matineés había que arreglárselas como se pueda, era la época en que normalmente 20 minutos antes de empezar se sacaba un cartel que decía “no hay más localidades” aunque en el clavijero quedaban algunos papelitos enrollados hasta último momento.
Capítulo IV: A veces había que reservar la entrada con anticipación, las salas siempre estaban colmadas y no se podía entrar, cuantas veces nos teníamos que esconder entre las cortinas para ver una película prohibida para menores de 15 años, mientras Don Verón se hacía el distraido e iba y venía con su poderosa “eveready”. Cuantas veces... ahora los cines están vacíos y ya no existen.
Capítulo V: Es mejor que cambiemos de tema y dejemos la nostalgia guardada en el bolsillo donde antes había maníes.
Se acuerda Ud. del gringo Pressuto, cuanto más grande más bruto, parece que no era así porque todos los hijos del gringo fueron muy inteligentes y uno de ellos es actualmente uno de los directores de cine más prestigiosos de la actualidad, y está a la altura de Darío Argento, de Passolini y de cualquiera de los grandes y dio varias conferencias en el cine de la Rural y del Cervantes, y a las cuales muy poca gente fue. En fin, estoy volviendo a mi antigua frase de que “cualquiera tiempo pasado fue mejor...”
Capítulo VI: Este capítulo me lo reservé para dedicárselo a mi hijo, que es realizador cinematográfico (que significa más que director) y que por ahora está dedicado a las antigüedades, pero que pronto volverá a hacer cine, porque el cine no se deja tan fácilmente y a propósito de ello quiero contarles que el dos de abril se presenta en todas las salas del país, su primer película, en que hace uno de los roles principales además de ser ayudante de dirección y etc., etc., y además se trata del tema “Malvinas” y está filmada en base a las narraciones de los veteranos de Malvinas de Curuzú Cuatiá y Monte Caseros, se llama “Palabra por palabra” y espero que vayan todos a verla, porque algunos ya se están olvidando de que las Malvinas fueron y serán siempre argentinas, a pesar de lo que piensan todas las potencias colonialistas y nuestros “hermanos” chilenos. Tenía razón “Corralito”cuando puteaba contra los chilenos.-
Alberto Raso y familia

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