viernes, 11 de septiembre de 2009

El ajedrez es para el hombre


El ajedrez es un juego muy particular cuya invención se atribuyen a varios países, entre ellos China y la India. Aparentemente proviene de la India derivado de un juego llamado “chaturanga” y apareció en el siglo VI.
Hay muchas teorías acerca de aparición y también muchas leyendas, pero lo que me parece importante no son esas leyendas sino su esencia. Hoy en día se lo llama juego ciencia y probablemente sea así. Pero yo considero que es un simple juego de entretenimiento que agiliza la mente y hace que las neuronas se mantengan en constante “movimiento”, lo cual también se realiza cuando hacemos palabras cruzadas. Todo esto tampoco importa, lo que realmente me importa a mí es explicar el por qué nunca una computadora podrá ganar al hombre (si juega bien) una partida del juego ciencia.
Mucho antes de que existiera la computadora, ya existían máquinas (autómatas) que jugaban al ajedrez y normalmente ganaban partidas. Uno de estos casos fue muy notorio, ya que un farsante llevó a la corte de uno de los tantos reyes de Francia, esa máquina medía 60 x 60 centímetros aproximadamente. Luego de un tiempo se comprobó que el “autómata” era un enano metido dentro de la caja y con grandes conocimientos de ajedrez. Esta “máquina” paseó por toda Europa y su dueño hizo grandes ganancias con este fraude. De esta primera máquina salieron luego las computadoras, que esas no son un fraude, pero no son invencibles porque toda computadora funciona con una base de datos cargados por el hombre y de esto toma lo que se llama un razonamiento lógico y ya incorporando a su memoria todas las jugadas conocidas y aún la que está utilizando en el momento del juego y que luego de terminado pasara a ingresar definitivamente y con el resultado obtenido.
El primer campeonato oficial de ajedrez se realizó en los Estados Unidos en 1886 y ganó un señor llamado Wilhem Steinitz, pero antes de esa fecha ya hubo campeonatos extraoficiales cuyos jugadores eran ya reconocidos. El primer campeón extraoficial fue Paul Murphy y Emanuel Lansker fue el segundo.
Pero el fenómeno del ajedrez de la época fue sin duda el tercer campeón mundial, José Raúl Capablanca. A Capablanca lo llamaron “la máquina de ajedrez” y en 1921 le arrebató el título al doctor Lansker, sin perder ninguna partida. Su reinado duró hasta 1927, año en que Alexander Alekhine le arrebató el título y nunca más le dio la revancha. El encuentro se realizó en Buenos Aires y allí empezó la leyenda. Capablanca jugaba en forma displicente y rodeado de mujeres y en esas dos últimas partidas, literalmente las echó y por primera vez jugó meditando cada uno de los movimientos. Capablanca fue probablemente el primer prodigio del ajedrez e inventó una modificación muy rara y difícil llamada “ajedrez de Capablanca” y que agregaba dos cuadros más al tablero y dos figuras más: primero un canciller que se mueve indistintamente como torre y caballo y un arzobispo, que se mueve como alfil y caballo, es decir veinte piezas en total. Este invento se discute si lo hizo antes de perder el título con Alekhine o después, pero aparentemente fue antes y como consecuencia del aburrimiento que le producía a Capablanca el ajedrez normal, que casi siempre terminaba en tablas. El gran cubano Capablanca fue el primer improvisador dentro del ajedrez: a él no le podría ganar una computadora si hubiese existido.
Luego de Capablanca empieza el reinado del ajedrez ruso, ajedrez que se caracteriza por tener movimientos formales clásicos y tendencias defensivas. A partir de 1963 aparece otro fenómeno: el armenio Ticran Petrosian que reinó hasta 1969. Fue uno de los jugadores menos apreciados en la historia del ajedrez, sin embargo su partida con Fischer en 1971 fue la más mirada de la historia porque se enfrentaban dos tendencias distintas; por un lado la depurada técnica de la escuela rusa y por otro lado el improvisador Robert Fischer. Fischer ganó la partida y logró el derecho a jugar contra Boris Spaski, en el partido más controvertido de la historia por varias situaciones, la más importante porque era un enfrentamiento entre dos culturas distintas, la rusa y la americana. A segunda era que estábamos en plena “Guerra fría” y la tercera, el comportamiento inestable e irritante del judío nacionalizado estadounidense Fischer. En la primera partida Fischer pierde en forma normal ante el ruso; en la segunda, extrañamente no se presenta a jugar, las siguientes partidas fueron reñidas pero a partir de la quinta Fischer fue apabullante y en la partida decisiva el que no se presenta es Spaski, quizá por no hacer el ridículo ante Fischer o quizá enojado por las actitudes incorrectas de Fischer, que hacía toda clase de jugarretas para distraer la atención de Spaski y atraer la atención del público.
A ese Bobby Fischer, no le podría ganar una computadora, ni al Fischer anterior, al chico de 15 años, que logró ser gran maestro a esa edad.
En 1975 tiene que defender nuevamente su corona frente a Anatoli Karpov, también un genio del ajedrez, pero no se presenta y su título pasa a manos de Karpov. Mi opinión personal es que si jugaba, perdería todas las partidas ante el representante ruso al cual tampoco podría ganarle una computadora. Fischer se retiró y no volvió a participar en público hasta 1992 y llevó una vida excéntrica y desordenada y allí se transforma en una leyenda y se comenta que juega en plazas y paseos de Nueva York y en el Central Park. A éste nuevo Fischer tampoco puede ganar una computadora.
El 11 de mayo de 1997 la IBM presenta la computadora Deep Blue en una competencia contra Gary Kasparov y por primera una máquina gana a un ser humano, sin embargo el resultado es ajustado (3 ½ contra 2 ½ ) y analizando la partida se puede inferir que en un momento Kasparov sufre una distracción y juega mal una pieza. Ese Kasparov también podría haber ganado a una computadora.
Parece que aquí se acaba la supremacía del hombre sobre las máquinas, pero en el año 2002 el sucesor de Kasparov, Kramnik logró un empate 4 – 4 y posteriormente en el 2003 volvió a empatar 3 – 3 y surgió una nueva esperanza para el hombre, cosa que se vio truncada en el 2004 cuando dos computadoras derrotaron a un equipo de maestros de ajedrez de Bilbao.
¿El hombre ha perdido frente a la máquina que puede procesar 6 millones de jugadas por segundo? Definitivamente no, porque sólo se conoce el 10% de la capacidad funcional del cerebro y además posee poderes secretos que la máquina no conoce, como por ejemplo, la intuición, la voluntad, el deseo, etc. Cosas que nunca va a poseer un ordenador.
Por supuesto que día a día el ordenador va sumando información, pero el hombre también va sumando información y mientras tanto en el mundo puede surgir un nuevo genio del ajedrez, como Capablanca, Petrosian, Karpov, Kasparov o Bobby Fischer y allí veremos qué pasa. Mientras tanto los amantes del ajedrez roguemos porque así sea, porque si esto sucede será el fin del género humano, ya que si puede un aparato sin corazón ni ideas propias vencernos en el campo del ajedrez, también pueden vencernos en otros campos y ya no seremos libres, sino esclavos de una simple máquina.
Particularmente sé que no será así, ya que no hay un “cerebro” mecánico que pueda vencer a un cerebro verdadero ya que nada es imposible para el hombre, sobre cuando éste tiene la voluntad de ser mejor a aprender. Si el hombre creó la computadora es una utopía pensar que un montón de chips y cablecitos puedan vencernos.
Yo como ser humano sugiero que el hombre luche en el campo del ajedrez, contra otro ser humano y que los engendros mecánicos, se saquen chispas entre ellos.
Las computadoras y los ordenadores fueron hechos para mejorar la calidad de la vida humana y no para denigrarla, es absolutamente necesario que vuelva a los campos de la medicina y de las ciencias y que no compita nunca más contra el hombre y sobre todo en el campo del ajedrez, es simplemente un juego y los juegos son exclusivamente para los humanos.



Alberto Raso – Tinta China –

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