martes, 25 de agosto de 2009

Hoy va a ser un gran día

Pronto pobre, pronto rico empieza así la jornada, por ahora no pasa nada, pero veremos después, no sea que lo que creo, me salga un poco al revés.
Por ahora estoy contento, por mi perro Jack, que ayer fue operado, ya corre como un tarado, por su plaza preferida y dijo el veterinario, que ya está sana su herida.
No pasa nada extraordinario y la cosa está peluda pero ya duda, que va a salir todo bien.
Hoy vamos a vender para pagar un alquiler y anoche leí parte de un libro que mi mujer me comentó y que se llama "Pronto pobre, pronto rico" y me enseñó una nueva teoría y que en síntesis dice así: "Al padre pobre que es rico, la plata sólo le alcanza para cubrir sus necesidades, y la plata le alcanza nada más que para eso, y el padre rico, que es rico, la plata trabaja para él". Es una nueva filosofía que por ahora yo no puedo aplicar, por lo menos por ahora, pero quizá después sí. Ya veremos.
Aquí empezó a llover y al campo le hace bien, espero que a nosotros no nos afecte y si nos afecta no importa, mientras tanto yo voy a recordar a un gran autor y poeta de los años sesenta que se llama Pedro de Paoli y que fue (o es) un argentino que luchó a su manera por sus ideales. Pedro de Paoli fue uno de los creadores e ideólogos del Movimiento "Tacuara" que luego se desvirtuó y terminó siendo el movimiento "Montoneros", cuya idea no comparto, pero que hoy lo acepto, porque Pedro de Paoli, luchó en ese momento por sus ideales y por ello solamente le dedico una poesía, de la cual él es el propio autor y dice así:

Viejas lanzas herrumbradas

Están allí en el desierto, como mojones clavadas,
viejas lanzas herrumbradas, de límpida trayectoria,
allí están para la historia y de cintas volanderas
quedan hilachas postreras, como penachos de gloria.

Ellas que entraron silbando, en los rudos entreveros
cuando gauchos montoneros, las llevaban cabalgando
con el viento están llorando, en la triste soledad,
pero aún conservan lealtad, por el suelo defendido,
pese del hombre del olvido, al grito de libertad.

¡Viejas lanzas herrumbradas de límpida trayectoria,
allí están para la historia, y de cintas volanderas
quedan hilachas postreras, como penachos de gloria!

Son las doce y no pasa nada, mejor me voy a mi casa.
No puedo irme por ahora porque llegó mi gran amigo Cherkansky con noticias buenas y malas y ahora llegó, la puñalada final que no esperaba; me llegó por teléfono y es el principio del final, parece que el karma sigue, una de arena y una de cal.

Alberto Raso -Tinta nachi-

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