jueves, 25 de junio de 2009

La leyenda de Esquer Zelaya

Cuenta la leyenda que toda la paisanada, alrededor del fogón, estaba tomando mate forrado en bola de toro, cuando de repente apareció el patrón y les preguntó como si nada: ¿Qué les pasa a mi paisanada, que está triste y compungida?. No pasa nada Don Esquer, contestó el Cirilo, pero a mi modo de ver, la lluvia no va a parar y no podremos llegar al baile de Itatí y por eso me parece que ese baile no es para mí. El patrón quedó parado en el alero del galpón mirando para todos lados y la lluvia no paraba, el Cirilo tenía razón. Don Esquer se dio vuelta nuevamente y volvió a entrar al galpón y dijo seriamente: Que se prepare mi gente, siempre que llovió, paró. Se dio vuelta y se fue como si nada, y preparó su camión. La paisanada quedó tranquila y pensando en lo que dijo el patrón, el Cirilo preparó sus pilchas preferidas, bombacha blanca, camisa blanca, pañuelo liberal, faja celeste y litros de agua florida, todos se vistieron igual, todos querían impresionar a su prenda más querida. El Cirilo se atravesó por atrás un facón brasilero, de esos que te dan miedo, de tan sólo mirar. El cambá Avellanal se vistió igual que Él, pero con chambergo negro igual que sus ojos, y faja haciendo juego con sus botas y por supuesto pañuelo celeste que aunque la vida le cueste, nadie le iba a sacar.

El gringo callaba y el colorado Sosa estaban vestidos igual que todos los demás, eran como veinte los que iban a Itatí, y esos sólo eran la mitad, la otra mitad iba para Loreto para visitar a su gente.

Apareció el patrón en la puerta y dijo: Apúrense chamigo, vayan subiendo al colectivo, yo me voy en camión! No patrón, nosotros en el camión y usted en el colectivo. La orden del patrón no se discute dijo un gringo que era yo. El vasco Aspiazú y turco Jacobo agarraron la parada. El vasco iba a manejar, porque era de Misiones y por esas razones manejaba mejor que todos los demás y hasta sabía dar marcha atrás, si el huellón era peligroso, no era cuestión que se quedaran empantanados antes de llegar al baile de la virgencita de Itatí.

Antes de subir al colectivo, el patrón les hizo una última recomendación y dijo: Nada de andar haciendo líos, ni de sacar los cuchillos, sobre todo vos, gringo Tau, que sos afecto a andar peleando de vez cuando, y vos Tarragó, juntos con Hanson, Castro y Borderes vaya afinando sus instrumentos y vos flaco Cravero, afiná bien tu guitarra, para que esté linda la farra. Y canten y toquen cuando llegue la ocasión, y háganme caso a mí, que siempre tengo razón y por eso soy patrón.

Nos subimos al colectivo y salimos rajando y en una hora llegamos a la entrada de Loreto y los paisanos que bajaban allí, no se quisieron bajar, no querían fallar a la Virgen de Itatí.

Una horita más y ya se veía la cúpula de la Virgen Morena, como cuidando el tesoro de la Virgen que allí está con sus ojos moros, protegiendo a sus peregrinos que viajan a todos lados para pedirle favores o cumplir promesas que ella no les pidió, y sin embargo les otorgó.

Cuando llegaron al centro del pueblo, el baile ya había empezado, pero en la puerta y formando fila estaban todas las guaynas de la paisanada de Santa Tecla, algunas preocupadas y otras rezando por dentro, como si nada pasara. La Susana del Cirilo, la Estela del colorado, la Margarita del Cambá Avellanal, unas cuantas guaynas más y para la Sarita, que era la más chiquita de las hermosas guaynitas.

Y al fin llegó el colectivo de Esquer Zelaya y atrás su gran camión, que traía a su patrón. Todos estaban emocionados, bajaron del colectivo de a dos, pasaron la puerta abierta, el Hanson y el Borderes, fueron los primeros porque eran los guitarreros. El caraí Hanson al ver a su Liliana no quiso quedarse con ganas y se jugó en un zapucay, que hasta la Virgen movió y Borderes al ver a la pumpi también se emocionó y pegó un grito muy armonioso que parecía un canto a la Virgen que amaba tanto, yo y Guillermo Castro bajamos bastante tranquilos para encontrarnos con nuestras guaynas, mi Sarita estaba parada con una vincha colorada, yo le traje de regalo un libro de mi patrón y le dije: “guardalo como un tesoro, porque aquí empieza la leyenda, la leyenda del gato Moro”...

Alberto Raso – Tinta Nachi

Nota del Autor: El Sr. Esquer Zelaya, fue uno de los mejores poetas, escritores y pensadores de Corrientes y en realidad no fue liberal, sino peronista y tuvo un alto cargo en la ciudad de Concordia y cuando cayó el peronismo sus libros fueron prohibidos, pero sus paisanos fueron cabalgando desde Santa Tecla hasta Concordia (Entre Ríos) y tomaron la comisaría de la ciudad y rescataron a su patrón, y en una actitud desafiante desfilaron armados por la calle principal de la ciudad. Don Esquer Zelaya fue posteriormente agregado militar en la embajada de Francia y cuando volvió siguió escribiendo desde su establecimiento, pero ya con una enfermedad terminal que fue minando su organismo hasta el punto tal que la morfina y otros medicamentos lo trastornaron completamente, y cuando murió fue enterrado en su propia estancia donde allí se conservaban sus restos. Sus legendarios Smith and Wesson tienen grabado las siguientes palabras “Este es el remedio que cura todo mal” y están en poder de su ahijado Miguel López Breard, y su cuchillo está en manos del Dr. Soto Dávila, actual juez federal de Corrientes. Una carta original de Esquer Zelaya se halla en manos del Arquitecto Andrés Alberto Salas, escritor tan prolífico como Él. La última edición de uno de sus libros, fue ordenada por el Licenciado Norberto Lisfchisky, el hombre que más hizo en los últimos años por la cultura de Corrientes.

Nota del Autor II: El trabajo realizado por el autor fue realmente una “novelización” de la historia, ya que el Sr. Esquer Zelaya, en su estancia tenía un cartel enlozado que rezaba “No se conchaban gringos” y por una razón que sólo Dios sabe, yo me tomé el atrevimiento de poner algunos “gringos” en el camino. Sé que Don Esquer Zelaya, desde el cielo me perdonará.

Alberto Raso

Dedicado a mi amigo Ramiro Avellanal, que me ayuda en todas las ocasiones posibles y que me trae libros para refrescar mi memoria como por ejemplo “Poncho celeste vincha punzó”, que justamente en este momento lo tengo en mis manos.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

en el martin fierro esta claro cm son los gringos para el campo x eso no lo queria el estanciero .........godofredo Deireaux los aprecia mas a los gringos jajaja

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