jueves, 29 de abril de 2010

Hablando de Borges

Saber para demostrar que uno sabe, es vanidad (Ling Yutang)

Nunca pude entender demasiado al gran Borges, hay cosas en él que los simples mortales como yo jamás podremos entender, sin embargo me atrevo a hablar de él porque, como cualquiera, tengo derecho a decir y a hacer lo que quiero, si hay algo que me caracteriza es casualmente el hecho de no quedarme callado ante ninguna persona y menos cuando la persona es trascendente e importante y puede decidir las conductas a seguir en los corazones débiles y las mentes atormentadas que los fantasmas de la juventud transforman en ideas.
En su escrito más trascendental, Borges dice entre otras cosas que si volviera a nacer sería menos formal y menos timorato. Yo sería todo lo contrario, si yo tuviera la oportunidad de volver en el tiempo, sería al revés, sería más formal, más estructurado y hasta andaría de traje, trataría de tener una sola mujer y para siempre y dejaría de lado mi pasión por los deportes, es decir que trataría que mi vida fuera todo lo contrario a lo que hice, a lo que quise y a lo que fui.
¿Y por qué yo haría eso? Esto yo lo haría por algo muy simple y muy triste a la vez, lo haría para que la gente no tardara tanto tiempo en reconocer que nunca fui tan loco como parecía, que nunca fui tan Don Juan como parecía, ni que nunca fui el degenerado que decían. Sólo por esto, haría eso, pero en realidad en el fondo más íntimo de mi corazón volvería a hacer todo lo que hice y aplaudo a los pocos que creyeron en mí y a los otros simplemente los perdono porque también son mortales como yo y porque quizá en el fondo de su corazón querían ser locos y arriesgados como yo y no vender su alma al diablo como yo no hice.
Lo mío parece vanidad, parece siempre yo, siempre yo, pero no es así, mi vida es compleja y a la antigua, mi vida es la misma que hicieron mis abuelos, mis padres y mis hijos y aunque parezca un contrasentido me gusta que cuando alguien me ve pasar diga: “Ahí va el nieto de Raso”.
Y así volvemos al principio y volvemos a encontrarnos con Borges porque nunca escuché a nadie decir: “Ahí va el hijo de Don Borges”; simplemente la gente se acuerda del gran Borges, pero Borges no nació por “generación espontánea”, Jorge Luis también tuvo un padre y una madre, Borges no es una calle de Buenos Aires, Borges tenía familiares, Borges tenía una gran publicista, Borges no es simplemente “un libro de Borges” Borges era como yo, un hombre de carne y hueso, la diferencia es que él era un buen escritor y yo un buen deportista, la diferencia quizá era que él íntimamente quería ser un galán y no pudo, como yo no pude ser un gran escritor como él.
Quizá por todo lo dicho es que somos tan distintos o quizá simplemente sea por lo que dijo Ling Yutang y que yo puse al principio de este escrito.
Alberto Raso

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